Ante el momento de contingencia sanitaria que se vive, es importante que los padres y los maestros conozcan medidas que se toman ante situaciones de emergencia.
La Psicología de Emergencias como una nueva especialidad dentro del quehacer profesional del psicólogo, aunque muchos otros la enmarcan dentro del ámbito de la salud o social. La psicología de las emergencias se refiere al estudio del comportamiento humano antes, durante y después de situaciones relacionadas con las emergencias, utilizando para ello técnicas y hallazgos propios de la experiencia que dentro del campo de las emergencias y psicología existe. Indiscutiblemente se hace cada vez más necesaria la investigación, el desarrollo y aplicación de estos elementos a este tipo de eventos, cada vez más frecuentes en nuestro ambiente.
Para los padres y maestros es importante si ocurre una emergencia o desastre, reconocer las reacciones normales de los niños al evento. Generalmente, las reacciones de los niños están relacionadas con la edad y son específicas. Las situaciones de emergencias, pueden ocurrir rápidamente y sin avisar. Estos eventos pueden ser aterradores para los adultos, pero son a veces traumáticos en el caso de los niños.
Durante una situación de emergencia la familia podría tener que dejar atrás su casa y su rutina diaria. Los niños pueden que se confundan y se tornen ansiosos. Como padre, usted necesitará lidiar con la emergencia de una manera que ayude a los niños a evitar que desarrollen un sentido de pérdida permanente. Es importante brindar orientación a los niños que los ayude a reducir sus miedos.
Los niños experimentan una serie de reacciones y de sentimientos en respuesta a un desastre y necesitan atención especial para satisfacer sus necesidades. Los dos indicadores más comunes de estrés en los niños son los cambios en la conducta y la regresión. Un cambio en conducta es exhibir una conducta cualquiera que no es típica de ellos. Por ejemplo, un niño sociable y extrovertido puede volverse muy tímido y aislado. La regresión es cuando ocurre conducta del pasado, tal como chuparse el dedo pulgar o hablar como los bebés.
Las reacciones ante las situaciones de emergencias, pueden aparecer inmediatamente o después de varios días o semanas. En la mayor parte de los casos, los síntomas desaparecerán después que el niño se reajusta. ¿Cuáles son los principales síntomas de alerta?
EDAD PREESCOLAR (1-5 años). Los niños de estas edades frecuentemente se sienten desvalidos y experimentan intenso miedo e inseguridad por su impotencia para protegerse a sí mismos. Muchos niños carecen de las destrezas verbales y conceptuales necesarias para lidiar efectivamente con el estrés que ocurre súbitamente. Las reacciones de los padres y de sus familias a menudo los afectan fuertemente. Las reacciones típicas suelen ser: Orinarse en la cama, miedo a la oscuridad o a los animales, apego a los padres, terror en las noches, pérdida del control de la vejiga o de la excreción, o estreñimiento, dificultad en el habla (tartamudear), disminución o aumento en el apetito, llorar o gritar por ayuda, inmovilidad, con temblores y expresiones faciales de terror, temor a que le dejen solo, miedo a los extraños, confusión.
Durante una situación de emergencia la familia podría tener que dejar atrás su casa y su rutina diaria. Los niños pueden que se confundan y se tornen ansiosos. Como padre, usted necesitará lidiar con la emergencia de una manera que ayude a los niños a evitar que desarrollen un sentido de pérdida permanente. Es importante brindar orientación a los niños que los ayude a reducir sus miedos.
Los niños experimentan una serie de reacciones y de sentimientos en respuesta a un desastre y necesitan atención especial para satisfacer sus necesidades. Los dos indicadores más comunes de estrés en los niños son los cambios en la conducta y la regresión. Un cambio en conducta es exhibir una conducta cualquiera que no es típica de ellos. Por ejemplo, un niño sociable y extrovertido puede volverse muy tímido y aislado. La regresión es cuando ocurre conducta del pasado, tal como chuparse el dedo pulgar o hablar como los bebés.
Las reacciones ante las situaciones de emergencias, pueden aparecer inmediatamente o después de varios días o semanas. En la mayor parte de los casos, los síntomas desaparecerán después que el niño se reajusta. ¿Cuáles son los principales síntomas de alerta?
EDAD PREESCOLAR (1-5 años). Los niños de estas edades frecuentemente se sienten desvalidos y experimentan intenso miedo e inseguridad por su impotencia para protegerse a sí mismos. Muchos niños carecen de las destrezas verbales y conceptuales necesarias para lidiar efectivamente con el estrés que ocurre súbitamente. Las reacciones de los padres y de sus familias a menudo los afectan fuertemente. Las reacciones típicas suelen ser: Orinarse en la cama, miedo a la oscuridad o a los animales, apego a los padres, terror en las noches, pérdida del control de la vejiga o de la excreción, o estreñimiento, dificultad en el habla (tartamudear), disminución o aumento en el apetito, llorar o gritar por ayuda, inmovilidad, con temblores y expresiones faciales de terror, temor a que le dejen solo, miedo a los extraños, confusión.
EDAD ESCOLAR (5-11 años). El niño de edad escolar puede entender los cambios o las pérdidas permanentes. Los miedos y las ansiedades predominan en este grupo. Pueden surgir temores o miedos imaginarios que no parecen tener relación con la emergencia. Sin embargo, algunos niños se concentran en los detalles de la emergencia y desean hablar de éstos continuamente. Estas reacciones pueden interferir con otras actividades. Las reacciones más frecuentes suelen ser: Irritabilidad, lloriqueos, apego, conducta agresiva en la escuela o en la casa, competir con los hermanos por la atención de los padres, terrores nocturnos, pesadillas y temor a la oscuridad, evitar ir a la escuela, retirarse de su grupo de pares, falta de interés y una concentración pobre en la escuela, conducta regresiva, dolores de cabeza u otros malestares físicos, depresión, inseguridad, ansiedad.
INICIO DE LA ADOLESCENCIA (11-14 años). Las reacciones de su grupo de edad son de especial significado para este grupo. El niño debe saber que sus miedos son apropiados y que otros las comparten. La ayuda debe dirigirse a reducir las tensiones y las ansiedades, y los posibles sentimientos de culpa. Frecuentemente pueden presentarse conductas como las siguientes: Disturbios del sueño, disturbios del apetito, rebelión en el hogar, rehusar hacer las cosas que se le piden, problemas en la escuela ( peleas, aislamiento, pérdida del interés, conducta dirigida a llamar la atención), problemas físicos (dolores de cabeza, dolores leves, erupciones en la piel, problemas intestinales, quejas psicosomáticas), pérdida del interés en las actividades sociales de su grupo.
LA ADOLESCENCIA (14-18 años). Una situación de emergencia puede estimular los temores relacionados con la pérdida de sus familias y los temores relativos a sus cuerpos., amenaza a su proceso natural de despegue de la familia por la necesidad de unión familiar en ese momento, se interrumpen las relaciones con sus grupos y sus vidas en la escuela, pueden tener una combinación de algunas reacciones infantiles mezcladas con reacciones de adultos, pueden mostrar conducta más arriesgada que la normal, podrían sentirse agobiados por las emociones y podrían estar incapacitados para discutirlas con sus familias. Las reacciones típicas en estas edades pueden ser: Dolores de cabeza y otros malestares físicos, depresión, confusión o concentración pobre, ejecución pobre, conducta agresiva, aislamiento y distracción, cambio de su grupo o de amigos, síntomas psicosomáticos, cambios del apetito o del sueño, agitación o disminución del nivel de energía, indiferencia, conducta irresponsable o delincuente, reducción de la lucha contra el control de los padres.
CONSEJOS PARA LOS PADRES
Frecuentemente, los niños imitan la conducta de sus padres. Cuando los padres han lidiado bien con la situación, hay una gran probabilidad de que los niños hagan lo mismo. Cuando los problemas se mantienen escondidos y no se discuten abiertamente, los niños podrían interpretarlos como que algo aterrador está ocurriendo, a veces peor de lo que verdaderamente es.
¿Cómo los padres pueden ayudar a sus hijos a superar la situación.?
CONSEJOS PARA LOS PADRES
Frecuentemente, los niños imitan la conducta de sus padres. Cuando los padres han lidiado bien con la situación, hay una gran probabilidad de que los niños hagan lo mismo. Cuando los problemas se mantienen escondidos y no se discuten abiertamente, los niños podrían interpretarlos como que algo aterrador está ocurriendo, a veces peor de lo que verdaderamente es.
¿Cómo los padres pueden ayudar a sus hijos a superar la situación.?
· Abrace y acaricie a sus niños frecuentemente.
· Asegúreles frecuentemente que ustedes están seguros y que permanecerán juntos.
· Hable con sus niños sobre sus sentimientos acerca del problema. También comparta con ellos sus sentimientos. Proveerles información que ellos puedan entender.
· Hábleles sobre lo sucedido.
· Comparta con sus niños más tiempo al acostarlos a dormir.
· Hable con sus niños sobre lo que pueden hacer. Deje que sus niños ayuden.
· Traten de pasar más tiempos juntos en actividades de familia para comenzar a reemplazar los miedos con recuerdos placenteros.
· Si sus niños están teniendo problemas en la escuela, hable con sus maestros para colaborar juntos para ayudar a sus niños.
Los niños dependen de rutinas diarias: se despiertan, se levantan, se desayunan, se van a la escuela y juegan con sus amigos. Cuando las emergencias o desastres interrumpen esta rutina, los niños se tornan ansiosos. En una emergencia siempre buscarán su ayuda o la de otros adultos y cómo usted reaccione a una emergencia, les dará la clave de cómo actuar. Si usted reacciona alarmado, el niño sentirá más miedo porque entiende nuestro miedo como una señal de que el peligro es real. Si usted parece agobiado por un sentimiento de pérdida, el niño sentirá su pérdida con más fuerza.
Los temores de los niños pueden surgir de su imaginación y usted debe tomar estos sentimientos en serio. Un niño que siente miedo, tiene miedo. Sus palabras o sus acciones pueden darle tranquilidad. Cuando hable con su niño, asegúrese de presentarle un cuadro realista que a su vez sea manejable. Los sentimientos de temor y miedo son saludables y naturales en los adultos y en los niños, pero usted como adulto debe tener el control de la situación. Cuando usted esté seguro que el peligro ha pasado, concéntrese en las necesidades emocionales de su niño preguntándole en qué está pensando y qué es lo que más le preocupa. La participación de los niños en actividades de la familia para recobrarse del evento les ayudará a sentir que su vida retornará a lo “normal”. Su reacción durante este tiempo tendrá un efecto duradero en él.
Usted puede ayudar a los niños a recuperarse entendiendo lo que causa sus ansiedades y sus miedos. Aliéntelos con firmeza y amor. Sus niños se darán cuenta que eventualmente la vida vuelve a lo normal.
Centro de Atención al TDA-H y problemas de aprendizaje.
Psicopedagogía Cancún SC.
· Asegúreles frecuentemente que ustedes están seguros y que permanecerán juntos.
· Hable con sus niños sobre sus sentimientos acerca del problema. También comparta con ellos sus sentimientos. Proveerles información que ellos puedan entender.
· Hábleles sobre lo sucedido.
· Comparta con sus niños más tiempo al acostarlos a dormir.
· Hable con sus niños sobre lo que pueden hacer. Deje que sus niños ayuden.
· Traten de pasar más tiempos juntos en actividades de familia para comenzar a reemplazar los miedos con recuerdos placenteros.
· Si sus niños están teniendo problemas en la escuela, hable con sus maestros para colaborar juntos para ayudar a sus niños.
Los niños dependen de rutinas diarias: se despiertan, se levantan, se desayunan, se van a la escuela y juegan con sus amigos. Cuando las emergencias o desastres interrumpen esta rutina, los niños se tornan ansiosos. En una emergencia siempre buscarán su ayuda o la de otros adultos y cómo usted reaccione a una emergencia, les dará la clave de cómo actuar. Si usted reacciona alarmado, el niño sentirá más miedo porque entiende nuestro miedo como una señal de que el peligro es real. Si usted parece agobiado por un sentimiento de pérdida, el niño sentirá su pérdida con más fuerza.
Los temores de los niños pueden surgir de su imaginación y usted debe tomar estos sentimientos en serio. Un niño que siente miedo, tiene miedo. Sus palabras o sus acciones pueden darle tranquilidad. Cuando hable con su niño, asegúrese de presentarle un cuadro realista que a su vez sea manejable. Los sentimientos de temor y miedo son saludables y naturales en los adultos y en los niños, pero usted como adulto debe tener el control de la situación. Cuando usted esté seguro que el peligro ha pasado, concéntrese en las necesidades emocionales de su niño preguntándole en qué está pensando y qué es lo que más le preocupa. La participación de los niños en actividades de la familia para recobrarse del evento les ayudará a sentir que su vida retornará a lo “normal”. Su reacción durante este tiempo tendrá un efecto duradero en él.
Usted puede ayudar a los niños a recuperarse entendiendo lo que causa sus ansiedades y sus miedos. Aliéntelos con firmeza y amor. Sus niños se darán cuenta que eventualmente la vida vuelve a lo normal.
Centro de Atención al TDA-H y problemas de aprendizaje.
Psicopedagogía Cancún SC.
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