jueves, 10 de septiembre de 2009

Nueva clave cerebral del déficit de atención. BBC Ciencia


Atención amigos que me siguen, me permito transcribirles el artículo que aparece en la BBC, (www.bbc,co.uk/mundo/cienciaq_tecnología). Me parece interesante especialmente por la manera como explican, las posibles causas del impacto que el TDA-H tiene en la estabilidad de las emociones y en las motivaciones y el esfuerzo para salir adelante. Estos estudios tienen especial importancia para los maestros y en el manejo de las relaciones familiares. Vale la pena pensar en estos hallazgos y elaborar estrategias, independientemente de la ayuda de los fármacos.
Transcripción: BBC Ciencia.
Científicos descubrieron la primera "evidencia definitiva" de que las personas que sufren el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), tienen una composición química cerebral diferente.
Se encontraron nuevas diferencias en zonas del cerebro relacionadas a la recompensa.
Los científicos del Laboratorio Nacional Brookhaven del Departamento de Energía de Estados Unidos encontraron que las personas con TDAH tienen niveles más bajos que lo normal de proteínas esenciales para poder experimentar la sensación de recompensa y motivación.
El hallazgo, afirman los científicos en la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA), podría ayudar en el diseño de nuevas formas para combatir la enfermedad que afecta principalmente a niños y jóvenes.
El TDAH es una enfermedad caracterizada por una reducida capacidad para mantener la atención, poca habilidad para procesar la información debido a la distracción moderada a severa, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas.
A pesar de ser uno de los trastornos psiquiátricos infantiles más estudiados, todavía se conoce muy poco sobre sus causas pero se cree que podría deberse a un desequilibrio en los neurotransmisores (los compuestos encargados de transmitir señales nerviosas en el cerebro).
Recompensa y motivación
Estudios previos en los cerebros de personas con TDAH habían revelado diferencias en zonas del cerebro que controlan la atención y la hiperactividad.
Pero este estudio sugiere que el trastorno también tiene un profundo impacto en otras áreas del cerebro.
Este déficit en el sistema de recompensa del cerebro podría ayudarnos a explicar los síntomas clínicos del TDAH. Incluidos la falta de atención y la reducida motivación, así como la propensión a complicaciones como abuso de drogas y obesidad en los pacientes con TDAH
Dra. Nora Volkow:
"Este déficit en el sistema de recompensa del cerebro podría ayudarnos a explicar los síntomas clínicos del TDAH" afirma la doctora Nora Volkow, quien dirigió la investigación.
"Incluidos la falta de atención y la reducida motivación, así como la propensión a complicaciones como abuso de drogas y obesidad en los pacientes con TDAH".
Los científicos compararon los escáneres cerebrales de 53 adultos con TDAH que nunca habían recibido tratamiento con los de 44 personas que no tenían el trastorno.
Todos los participantes habían sido cuidadosamente analizados para eliminar factores que podían potencialmente influir en los resultados.
Los científicos utilizaron una forma sofisticada de escáner, llamado tomografía por emisión de positrones (TEP), con el cual pudieron analizar la forma como los cerebros de los participantes manejaban la dopamina, un compuesto químico cerebral que es un regulador muy importante del estado de ánimo.
Vías de dopamina
En particular midieron los niveles de dos proteínas -receptores y transmisores de dopamina- sin los cuales ésta no puede funcionar efectivamente para influir en el ánimo.
Los pacientes con TDAH mostraron niveles menores de ambas proteínas en dos áreas del cerebro conocidas como el núcelo accumbens y el mesencéfalo.
El uso de fármacos para tratar a los niños con TDAH es muy controvertido.
Ambas forman parte del sistema límbico, el responsable de las emociones y de sensaciones como la motivación y la recompensa.
Los pacientes con síntomas más pronunciados de TDAH mostraron los niveles más bajos de ambas proteínas en estas áreas.
Según la doctora Volkow el hallazgo apoya el uso de medicinas estimulantes para tratar el TDAH para elevar los niveles de dopamina. Y también apoyan la teoría de que las personas con TDAH pueden ser más propensas al abuso de drogas y a la obesidad porque inconscientemente están intentando compensar sus deficientes sistemas de recompensa.
"Nuestro hallazgo implica que los déficits en las vías de recompensa de la dopamina juegan un papel en los síntomas de falta de atención en el TDAH" dice la investigadora.
"Y esto podría ser lo que subyace a la respuesta anormal de estos pacientes a la recompensa".
Tal como explica la científica, estas vías de la dopamina juegan un papel clave en el refuerzo, motivación y aprendizaje de formas para asociar los distintos estímulos a las recompensas.
Otros expertos creen que estos hallazgos ayudarán a convencer a la gente que argumenta que el TDAH tiene más que ver con problemas de crianza y de educación que con trastornos médicos concretos.
"El hallazgo de esta nueva investigación será muy importante para ayudarnos a entender la presentación de síntomas" afirma Andrea Bilbow, de la organización ADDISS.
"Pero más importante aún es el hecho de que puede ofrecer a los maestros una idea más clara de las herramientas que deben usarse para dar cabida en el salón de clases a los niños con TDAH".
"Durante mucho tiempo se ha asumido que los niños con TDAH son deliberadamente malintencionados, lo cual ha provocado una mala gestión de estas personas y eventualmente su exclusión permanente de la escuela", agrega la experta.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Vivir con TDA-H: Un trastorno de toda la vida. Cosas que no se deben olvidar.

El TDA-H es el trastorno conductual más comúnmente diagnosticado en la infancia. Ocurre en el 3 al 5 por ciento de los niños en edad escolar. Se desconoce la etiología exacta del TDA-H, aunque se han implicado déficits de neurotransmisores, la genética y las complicaciones perinatales. Interfiere con la capacidad de un individuo para regular el nivel de actividad (hiperactividad), inhibir la conducta (impulsividad) y prestar atención a las tareas (falta de atención) de la manera que es apropiada para su nivel de desarrollo.

El TDA-H representa un importante y costoso problema de salud pública. En México afecta a más de un millón y medio de infantes, de los cuales solamente más de 100 mil han sido tratados. Esto implica también que es el trastorno neurológico que en el campo de la salud mental más a menudo se diagnostica, pero generalmente su diagnóstico tarda en detectarse en promedio 1.9 años, mientras que apenas 3 por ciento de los pacientes recibe un tratamiento médico adecuado.

Unos 100 científicos de la comunidad internacional crearon la declaración de consenso sobre el TDA-H, como referencia sobre el estatus de los hallazgos científicos sobre este trastorno. En ella se planteó: "Como cuestión de ciencia, la idea de que el TDA-H no existe es sencillamente errónea. Todas las asociaciones médicas importantes y las agencias gubernamentales para la salud reconocen al TDA- H como un trastorno genuino, porque la evidencia científica que así lo indica es muy abrumadora".

Con frecuencia se da más credibilidad a los Mitos y Errores difundidos desde hace años que a Realidades puestas de manifiesto más recientemente. El trastorno por déficit de atención con hiperactividad, es un trastorno conductual de la infancia relativamente común, con importantes consecuencias para los individuos afectados, sus familias y la sociedad.

El TDA-H es superior a un 57%, entre los hijos de padres con TDA-H. Los estudios de seguimiento hasta la edad adulta muestran una persistencia del TDA-H superior al 50%.

El TDA-H no se controla a voluntad, ni porque le repitamos muchas veces al niño o adolescente que debe hacerlo. Las formas tradicionales de educar y aprender, no siempre funcionan cuando un niño tiene TDA-H. Los niños deben aprender nuevos hábitos y requieren de la ayuda y el apoyo de sus padres y sus maestros.

Los signos específicos y visibles del trastorno pueden ser diversos, pueden cambiar de un niño a otro y dentro de un mismo individuo a lo largo del desarrollo. Los patrones de aparición de los síntomas pueden ser variables, aparecen unas veces sí, otras no; están marcados por altibajos y rendimiento disminuido.

Cada niño es único y sus padres y sus maestros también. Cada familia es única. Cada grupo escolar y escuela también son únicos. Es necesario diferenciar a la persona de sus comportamientos sintomáticos y de sus comportamientos inadecuados. La naturaleza de los síntomas, hará que aún controlando el ambiente, persistan en cierta medida sus manifestaciones.

El niño o adolescente con TDA-H precisa: Más estructura y organización. Más frecuencia en las consecuencias positivas y mayor inmediatez de estas. Más consistencia en las consecuencias negativas. Reajustes especiales para el desarrollo de sus actividades (adecuaciones curriculares).

Por eso padres y maestros deben Estar al lado del niño o adolescente sin condición. Ponerse en su lugar y ver el mundo desde su perspectiva.

Mi hijo tiene TDA-H. Aceptando el diagnóstico.

La negación es un sentimiento común al tener que afrontar cualquier problema médico. En ocasiones resulta más fácil negar este, que asumir que hay algo que es necesario atender. Negar el diagnóstico es peor que aceptar que existe, la condición no va a desaparecer por ello y es más probable que con el paso del tiempo sin atención, se agrave.

Sabemos lo que significan los hijos para sus padres. En un sentido muy real, “los padres se reproducen a sí mismos cuando traen un hijo al mundo” (Kew.S) y desarrollan en ellos expectativas propias acerca de cosas logradas a lo largo de su vida y al mismo tiempo proyectan, ideales no alcanzados por ellos mismos. Tales expectativas sufren casi inevitablemente alguna modificación cuando deben afrontar el diagnóstico, porque en la crisis emocional que sobreviene al momento que se le comunica acerca de la deficiencia del hijo, el elemento crucial no es el trastorno mismo, sino el derrumbe de las expectativas paternas.

Los padres de los niños con TDA-H no están muy alejados de esta realidad. La negación de la existencia del trastorno suele ser una de las causas entre otras, de la atención tardía al mismo y del recrudecimiento de los síntomas, con su correspondiente impacto sobre los niños y adolescentes afectados  y sus entornos de relación.

Con mucha frecuencia llegan a la consulta de Psicología, muchos niños con remisiones de diagnóstico de TDA-H realizadas en diferentes momentos de la vida, sin haber recibido una atención médica y psicológica en algún momento o con mucha inestabilidad en los tiempos de tratamiento. Los padres refieren en ocasiones que el diagnóstico para ellos no fue muy confiable por diferentes causas y en otras que realmente no consideraron oportuna la intervención. También resulta algo muy común que al preguntarles desde cuando están apareciendo las conductas que hoy lo llevan a la consulta, respondan que desde siempre, argumentando su aparición desde la edad preescolar. Más frecuente aún es la respuesta ante la pregunta por qué esperaron tanto para acudir por ayuda y señalan, es que según sus abuelos nosotros éramos  igual a él. La realidad es que estas y otras respuestas son evidencias de los temores de los padres al tener que afrontar el diagnóstico.

Los padres de los niños con TDA-H suelen pasar por los pasos siguientes antes de asumir finalmente el diagnóstico:

• Conmoción. Es la primera reacción y muestran conductas de impotente aturdimiento. En mi experiencia a veces va acompañada de un silencio profundo, miradas entre ambos padres, llanto, búsqueda de culpables.

• Rechazo. Es simplemente la negativa a aceptar la verdad, negar que existe el impedimento o una tendencia a minimizar los efectos de éste en el desarrollo del niño. Esta actitud es como una válvula de escape que tienen los padres cuando tratan de sobrellevar sentimientos de culpa, junto con el shock que acaban de recibir.

• Depresión. Es una reacción natural que la mayoría de los padres experimentan antes o después, implica un sentimiento de profunda pena, puesto que es entonces cuando ellos comienzan a asimilar la condición de su hijo y a cambiar sus expectativas, se centran principalmente en los impedimentos del niño, lo que les hace ver un futuro pesimista.

• Aceptación. Esta es una etapa muy compleja y muy difícil de definir, porque tal aceptación no tiene nada que ver con el sentimiento de sumisión o resignación frente a la adversidad. El sentido que se da al término de aceptación, hace más bien referencia al hecho de que los padres no sienten ya la necesidad de defenderse de la realidad y de su experiencia de dolor, sino comenzar a buscar ayuda para revertir el impacto de los síntomas.

También es importante considerar que existen otros factores, además de las características emocionales que pueden presentar los padres, que influencian su respuesta frente al problema de los hijos: qué tan grave es el problema, cómo influye la edad y el momento en que se está haciendo el diagnóstico, el aspecto económico, el tiempo que deberán dedicarle, su capacidad para controlar y cambiar lo que está sucediendo, el mito de la cura. Y mientras todo esto pasa, el tiempo sigue siendo un enemigo implacable que impide que la ayuda acuda pa mejor calidad de vida del que padece el trastorno, su familia y sus entornos de relación.

Para los padres nunca es fácil enterarse que su hijo sufre TDAH. Es importante que los padres que se enfrentan a un diagnóstico de TDAH, conozcan la cadena de reacciones que el saber que su hijo tiene el trastorno puede generar sobre ellos, ya que éstas pueden dar lugar a conductas paternas ansiosas o agresivas que resultan muy perjudiciales para el niño, o a no asumir el diagnóstico y no hacer nada para ayudar a su hijo a salir adelante. Negar los síntomas del TDA-H, no protege al niño de las dificultades en la escuela, el rechazo social y los problemas de conducta, solo le impide recibir la ayuda adecuada.

Quizás los padres experimenten el estigma o la vergüenza relacionados con el diagnóstico. Quizás también quieran que nadie sepa que su hijo tiene TDA-H. Es importante que entiendan que no es su culpa que tenga TDA-H, no se debe a ningún error que hayan cometido y no es un castigo. Si bien es cierto que no pueden controlar el hecho de que tiene TDA-H, sí pueden controlar la manera como se manifiestan los síntomas y cuáles son las ayudas que su hijo necesita. Seguir un plan de tratamiento multimodal  es clave para disminuir los síntomas y alcanzar el éxito. Podrían sentir que la familia y amigos no entienden de qué se trata el trastorno. Pueden elegir a quién le comparten sus sentimientos y preocupaciones y podrían sorprenderse porque pueden llegar a ser una excelente fuente de apoyo y así darse cuenta que no están solos para nada y no tienen que enfrentarse solos a los retos que tener un hijo con TDA-H conllevan.

Asumir el diagnóstico de su hijo les permitirá sentirse menos solos y podrán reflexionar sobre las causas y consecuencias de su comportamiento. A su vez, les será más fácil aliviar su ansiedad y encauzar sus esfuerzos hacia la búsqueda de la mejor forma de educar y comportarse con su hijo.

“Ser niño supone contar con un adulto… y que el adulto a su vez, cuente con una respuesta confiable”. Laura Kiel (De sin límites a limitados). Todos los padres se preguntan cómo serán sus hijos cuando crezcas y hacen todo lo posible para que desarrollen su potencial. Esto no difiere en el caso de los niños con TDAH.

La familia cumple un rol decisivo a la hora de diseñar formas de vivir, de lograr éxitos o sufrir fracasos, avanzar o desviarse del camino, desarrollar o inhibir el desarrollo. La familia y la escuela son los ámbitos que reciben el impacto cotidiano del TDA-H y sus comportamientos sintomáticos y al mismo tiempo los principales entornos de ayuda.

Pero necesitamos convencer a todos los individuos y estamentos implicados en la educación y la salud mental de la indiscutible realidad del TDA-H y de sus perjudiciales efectos sobre los individuos, su familia y la sociedad en general. Necesitamos también ayudarnos unos a otros, darnos apoyo afectivo y social, convencernos de que un método educativo diferente puede evitar la Inadaptación Escolar (fracaso escolar) y la Inadaptación Social (problemas de conducta).

La mejor vía para que un niño o adolescente con TDA-H tenga un buen crecimiento personal, radica en que usted como padre, lo acepte tal cual es. Y para ello deberá trabajar una serie de necesidades, propias de toda persona con este trastorno. De esta forma se convertirá en una niño o adolescente con éxito escolar y social, tendrá un razonable número de amigos y se sentirá seguro de sí mismo.

Para poder ayudar a sus hijos, los padres deberán:

1. Obtener un buen diagnóstico. Muchas veces el TDA-H se presenta asociado a otros trastornos y es importante conocer cuántos y cuáles de ellos están presentes y por tanto, lo que hay que abordar. De esta manera se puede prevenir que no aparezcan otros. Se recomienda acudir a profesionales con experiencia; el diagnóstico diferencial es difícil, hay otros problemas que pueden provocar los mismos síntomas.

2. Educarse como padres. Los padres deben convertirse en “expertos en TDA-H”. Los padres deben formarse para poder reconocer los comportamientos propios del trastorno y aprender estrategias para controlar las conductas perturbadoras y potenciar las conductas adecuadas. Hay que conocer, aceptar y comprender al niño/adolescente y potenciar sus cualidades que son muchas, asegurando su equilibrio psicológico personal, para lo que debemos dar los apoyos necesarios.

3. Informarse sobre el tratamiento farmacológico. La medicación puede ayudar a las personas afectadas. Una buena información ayudará a tomar la decisión de administrar los medicamentos que los s pueden ayudar, así como a valorar su eficacia.

4. Hacer las adaptaciones necesarias en casa, si es necesario reestructurando el ambiente y las rutinas familiares.

5. Mantener una relación adecuada y contínua  con los profesores, para valorar la eficacia del tratamiento, y solicitar las adaptaciones necesarias para que el niño o adolescente

6. No olvidar que el trastorno tiene carácter crónico. El TDAH es variable, por lo tanto habrá épocas buenas y malas. No se debe abandonar el tratamiento, se deberá revisar y ajustar a las necesidades de cada época. Es un trastorno que se manifiesta de diferente manera según la edad.

Tu hijo necesita de tí, no olvides ser un “Adulto Carismático” para tu hijo. La premisa: Conocer el problema. Acompañar. No agotar opciones. Crear resistencias.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Cómo proveer ayudas a los niños con TDA-H en la escuela. Las adecuaciones curriculares. (1era parte)

En días pasados hablamos acerca de la mejor escuela para los niños con TDA-H y entre los criterios a tomar en cuenta para su selección se señalaba que la escuela estuviera abierta a realizar las adecuaciones curriculares que se necesitaran. Vista así, una Escuela Inclusiva, abierta a trabajar con los niños y adolescentes con Necesidades Educativas Especiales, sin ninguna objeción. Hoy ponemos en el punto de análisis la realización de las adecuaciones curriculares como una forma de ayuda a este tipo de alumnos.
Atender las necesidades educativas especiales, es una forma de decir que para el logro de los fines educativos, es necesario disponer de determinadas ayudas pedagógicas. Pero qué es ayudar desde esta posición. Ayudar significa: si no sabe, enseñarlo; si no quiere, motivarlo; si no puede, apoyarlo. Desde este punto de vista la condición personal del niño o adolescente pasa a ser concebida como una condicionante, pero lo que realmente determina su especificidad es la interacción entre las necesidades y la respuesta educativa que se le brinda.
Los niños y adolescentes con TDA-H necesitan apoyos a sus necesidades, derivadas del impacto de los síntomas en sus diferentes entornos de relación. Somos los adultos que interactuamos con ellos los que tenemos que facilitarle las condiciones necesarias para su mejor desenvolvimiento y para que rindan adecuadamente. Si analizamos cómo impactan los síntomas del TDA-H en la organización, el hacer prioridades, trazarse metas, recordar lo aprendido, seguir un objetivo, trabajar a un ritmo específico, trabajar con otros, no deja dudas que un papel importante en esta ayuda, le corresponde a la escuela y a los maestros.
Desde el punto de vista constructivista se concibe el aprendizaje y el trabajo en la escuela como prácticas o actividades sociales, mediante las cuales las personas ayudan a sus miembros a asimilar la experiencia colectiva culturalmente organizada, de ahí que su finalidad sea la construcción de aprendizajes significativos por los alumnos, permitir en lo posible la implicación de los alumnos a partir de la funcionalidad del aprendizaje sobre la base de sus competencias y necesidades y el trabajo en un entorno social con la ayuda del maestro y del propio grupo de pares. Si el alumno es el centro del proceso y su principal protagonista, entonces la concepción de un currículo escolar flexible es una garantía para la atención a la diversidad y a las necesidades educativas de los alumnos a partir de sus competencias específicas.
La necesidad de trabajar con currículos flexibles cobra hoy una importancia relevante en función del enfoque constructivista de la educación, el desarrollo de competencias y la idea de la escuela inclusiva. Los currículos flexibles permiten realizar la práctica educativa, bajo un marco general orientador, con una clara concepción de lo que quiere lograr y deja márgenes para incorporar aquellos elementos que resulten necesarios a lo largo del camino. Esta característica es esencial a la hora de dar respuestas a las necesidades especiales de los niños y adolescentes con TDA-H. El currículo flexible permite realizar adecuaciones curriculares para la atención a sus dificultades escolares durante un periodo de tiempo o de forma permanente si fuera necesario y contar con adecuaciones congruentes a la realidad de la comunidad educativa donde se lleva a cabo la propuesta curricular.
Se entiende por adaptación curricular la acomodación o ajuste de la oferta educativa común, a las posibilidades y necesidades de cada alumno. Es un tipo de estrategia educativa, generalmente dirigida a alumnos con necesidades educativas especiales y consistente en la adecuación en el currículum de un determinado nivel educativo con el objetivo de hacer que objetivos y/o contenidos sean más accesibles a las necesidades educativas de los alumnos y al desarrollo de su nivel de competencias. Implican ajustes o modificaciones que se realizan sobre los elementos de acceso al currículum o sobre los elementos básicos del currículum, (objetivos, contenidos, metodología y evaluación), para responder a las necesidades que el alumno presenta.
Estas adecuaciones curriculares pueden ser significativas y no significativas. Las primeras se realizan desde la programación de aula, previa evaluación psicopedagógica, y sirven de base para determinar los apoyos necesarios. Suelen ser medidas extraordinarias que afectan a los elementos prescriptivos del currículo oficial, ya que modifican objetivos generales de la etapa, contenidos básicos y nucleares de las diferentes áreas curriculares y criterios de evaluación. Por ejemplo: definición de objetivos generales de la etapa para cada área de trabajo del currículo, la selección de los contenidos y la decisión de su tratamiento sobre la base de las competencias desarrolladas por el alumno, la secuenciación de los contenidos a lo largo de los diferentes ciclos, la determinación de los criterios de evaluación , la determinación de los enfoques metodológicos, que guiarán la practica pedagógica y la determinación de los espacios de opcionalidad a platear a los alumnos en cada etapa.
Las segundas, son modificaciones que no afectan a los elementos prescriptivos del currículo, pueden definirse como modificaciones menores del currículo. Son adaptaciones que, utilizando estrategias metodológicas, actividades de enseñanza aprendizaje y secuencias temporales diferentes, así como técnicas o instrumentos de evaluación adaptados, tratan de conseguir los mismos objetivos y contenidos marcados por el grupo ordinario, aplicando los mismos criterios de evaluación. Son modificaciones que se encuentran a la mano del maestro ya que están plenamente integradas en la dinámica del salón de clases., constituyen la primera respuesta individualizada a las necesidades de los alumnos. Por ejemplo: tipos de agrupamiento de los alumnos para las diferentes tareas, organización didáctica del salón de clases, organización de los tiempos para los diferentes elementos del currículo, procedimientos didácticos, modificación del nivel de abstracción y complejidad de las actividades, entre otras.
La selección de un tipo u otro de adecuaciones, estarán determinadas a partir de la valoración acerca de cómo está impactando al desempeño del alumno, la manifestación de los síntomas del trastorno.