sábado, 29 de agosto de 2009

¿Cuál es la mejor escuela para mi hijo?

Leyendo un blog muy interesante que sigo, "Psicología y Pedagogía", encuentro que publicaron un artículo sobre este complejo tema que a todos los padres preocupa y que además debería ser preocupación también de las escuelas y los maestros: La correcta elección escolar para los hijos.
Con mucha frecuencia los padres me preguntan ¿en cuál escuela crees debo inscribir a mi hijo? y siempre soy firme en mi respuesta que invariablemente siempre es la misma: "En aquella que quiera trabajar con él, que lo acepte tal cual es y esté dispuesta a hacer las adecuaciones y ajustes que él necesite, para que disfrute la vida en la escuela y obtenga éxitos".
¿Hay escuelas así? ¡Por supuesto!.
Sabemos que no todas las escuelas benefician a los niños por su perfil como alumnos y realmente eso es una pena para la escuela, porque así niegan su propia esencia y el objetivo por el cual han sido creadas. Pero también existen instituciones que hoy tienen una apertura hacia la diversidad y que entienden que los niños y adolescentes con TDA-H o con problemas de aprendizaje, tienen también potencialidades e intereses que no los limitan para desempeñarse, trabajan para atender sus capacidades diferentes y sus potencialidades, la disciplina busca caminos más elaborados y hacen de sus debilidades y dificultades herramientas útiles para crecer enfocándose en sus competencias más significativas.
La atención a la diversidad aboga hoy, por una "escuela inclusiva", que considere a todas las culturas y personas en igualdad de derechos y oportunidades y que apueste cada vez más por unas metas similares para todas las personas. Considera que las personas con necesidades educativas especiales, como seres humanos deben convivir con sus semejantes en entornos inclusivos, en los que puedan desenvolverse sin barreras de ningún tipo y en las mejores condiciones para todos.
Poner en práctica el principio de una educación para todos y con todos, es la esencia de la escuela inclusiva. Esto implica que es necesario repensar la escuela y la manera en que transcurre la enseñanza y el aprendizaje en ella, abrirla a la diversidad, que acoja a todos los que concurren a ella, facilitando la participación, el aprendizaje y el crecimiento personal de los niños y adolescentes.
Los aspectos más importantes de este proceso son, en primer lugar, que lo que el niño aprenda sea funcional, o sea enseñar las destrezas utilizadas en la vida diaria, que le permitan salir adelante en el mundo real en que interactúan de la forma más independiente posible y en segundo lugar, asegurarse de que socialice o forme parte de una comunidad natural. Supone entonces que al “acomodarse a las necesidades especiales de algunas personas, se acomoden a las necesidades de todos”. (Low,1977). De esta manera el desarrollo de la convivencia se realiza a través del diálogo y los conflictos se transforman en una oportunidad para el desarrollo personal y social, porque permite la aproximación entre los agentes en conflicto y el desarrollo de su aprendizaje.
Entonces sobre esta base y tratando de esclarecer qué quiero decirle a los padres cuando planteo que la mejor escuela es la que esté dispuesta a trabajar con el niño, sin condición, cuáles serían algunos de los criterios que deberíamos tomar en cuenta para seleccionar la escuela:
• Se consideran una escuela inclusiva y saben de qué se trata. De qué manera dan atención a las Necesidades Educativas Especiales.
• Conocen acerca del TDA-H y el impacto de los síntomas en la persona y su entorno social o están dispuestos a conocer al respecto para trabajar con su hijo.
• Cómo valoran la autoestima de un alumno. Este punto es clave. Si de lo que habla la institución es de sumisión absoluta, regaños públicos, o un buen grito “según ellos, a tiempo”, es foco rojo para continuar.
• Tipo de autoridad. Como se ejerce y se accionan las consecuencias o castigos.
• Valor e intervención de los padres de familia para la institución educativa.
• Cómo visualizan a los niños. Concepto que tengan de ellos y la adecuación del sistema a sus necesidades y competencias.
• Cargas de trabajo en casa.
• Preparación académica de los maestros.
• Actividades adicionales, oferta de actividades extraescolares y si se ajustan a las preferencias del niño.
• Su disposición como familia para admitir las recomendaciones que se deriven de la escuela sobre la base de su sistema educativo.
Estos son algunos criterios prácticos a tomar en cuenta, sin por ello restarle valor a los relacionados con los valores familiares y la situación económica que atraviese la familia. Con ello solo trato de explicarles, qué sería importante para el trabajo con niños con capacidades diferentes. No podemos obviar tampoco que es importante lograr que el niño permanezca el mayor tiempo posible en la escuela, cierre ciclos y etapas. La inestabilidad escolar afecta además del desarrollo intelectual y personal, la autoestima y el autoconcepto, la necesidad y el sentido de pertenencia a un grupo, el desarrollo de las habilidades sociales y la seguridad en sí mismo.
Pensemos más en el niño y sus necesidades, cuando vayamos a seleccionar una escuela.

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